Entradas

A pesar del título, a día de hoy no se conoce aún la existencia de alquimia ni magia que facilite batir a los mercados financieros de manera consistente. En nuestra modesta opinión, el camino hacia la excelencia financiera se encuentra en 1) el análisis profundo y exhaustivo de las compañías y las condiciones económicas prevalentes y 2) en una gran dosis de paciencia.

La gran aportación de George Soros en esta obra es la explicación de lo que denomina la teoría de la reflexividad en los mercados financieros: esto es, que los movimientos en los precios de los activos financieros tienen un impacto real tanto en los propios mercados como en el resto de agentes que participan en la actividad económica.

Esto se debe a que los agentes participantes (individuos, empresas y reguladores) son entes pensantes, que toman decisiones no siempre racionales y que se ven influenciados por el comportamiento de los mercados financieros.

Dicho de otra manera, los eventos económicos no son independientes unos de otros. Al contrario, son fenómenos que se retroalimentan y que condicionan la actividad tanto de los reguladores como del resto de agentes del mercado.

Podemos poner un ejemplo muy actual de proceso reflexivo tomando como campo de ensayo la economía de los EE. UU. Dado que gran parte del patrimonio financiero de los consumidores norteamericanos está indiciado a la bolsa (bien a través de inversión directa o bien a través de sus fondos de pensiones) los intentos de la FED por mantener elevados los precios de las acciones de EE. UU pretenden aumentar el efecto riqueza de las familias. Un mayor efecto riqueza estimula un aumento del consumo, lo que a su vez influye positivamente en los fundamentales de las empresas de EE.UU., lo que a su vez facilita una mayor subida de las cotizaciones. Este proceso se retroalimenta hasta que “el chicle se ha estirado demasiado” y la vuelta a los valores fundamentales tanto a nivel macro como microeconómico se vuelven a imponer.

De esta forma, George Soros reafirma su teoría de que la economía debe considerarse como una ciencia social y justifica la imposibilidad de considerarla como una ciencia pura.

Miguel Ángel Gil, Jefe de estrategia de inversiones de Value Tree